lunes, 18 de septiembre de 2017

24. Hoy domingo el Grupo El Comercio, plantea Lava Jato (Lava el cacharro) o, mejor dicho, Lava la Cara a Odebrecht mientras su satélite caviar, La República, nos presenta al Nuevo Virrey de Odebrecht: Mauricio Cruz

8 de enero de 2017

Todos sabemos que la desinformación es lo que envuelve el escándalo Odebrecht y esta es absoluta porque la constructora Graña y Montero, socia de esta transnacional brasileña que se ha declarado corrupta y corruptora en Brasil, Estados Unidos y Suiza, domina al Grupo El Comercio, que es el monopolio mediático de nuestro país y que se fue convirtiendo como tal en el gobierno del ex presidente Alejandro Toledo, cuando "le regaló" el Canal 4, América Televisión.

El presidente de Graña y Montero es el arquitecto José Graña Miró Quesada, quién es el principal accionista del Grupo El Comercio y que en unión con sus primos hermanos, todos nietos del Dr. Luis Miró Quesada de la Guerra, tienen la mayoría de acciones.

En política no existen casualidades así como el grupo El Comercio pasó ser un monopolio mediático con Toledo, Odebrecht y otras transnacionales brasileñas se convirtieron prácticamente en monopólicas en la ejecución de obras públicas durante la presidencia de Alejandro Toledo.
Todo es parte del mismo saco. Nada es casual.

Casi todos los diarios que se publican en Lima son de su propiedad, distribuye a Correo y a Ojo, que no pudo comprar, mientras que La República es un periódico que va a la izquierda, pero les es muy cercano y aliado, al que le regala o comparte sus primicias televisivas, ya que es el socio minoritario que tienen en el Canal 4. Les queda fuera de su competencia Expreso que es de propiedad de un pariente con el que han tenido problemas judiciales y La Razón que pertenece a gente que ha estado presa por corrupción de los años 90. Ambos periódicos no tienen mayor importancia.

Frente a esta multitud de diarios y el Canal 4 junto con el Canal N, es para tenerles miedo, ese es el propósito de la creación de este monopolio mediático. Su poder es tal que a una persona la sacan de su tumba y su imagen de vida la botan a las cloacas, la remojan en las aguas sucias, es decir la llenan de mentiras y la exhiben ante la opinión pública. No tienen piedad de nada. También mandan a la cárcel a quien les da la gana y después salen libres porque no hay pruebas.

Este domingo El Grupo El Comercio y su aliado La República salen en mancha con toda su fuerza Lava Jato, es decir a lavarle el carro o cacharro (cara) a la transnacional Norberto Odebrecht, "La Dueña".

La República nos presenta con todo amor y toda lealtad, pero tímidamente ante el país, al nuevo Virrey de Odebrecht en el Perú.

La nave insignia, el decano El Comercio, anuncia que el gobierno amplía sanciones para empresas corruptas y el señor Azabache, ex procurador dependiente de un señalado abogado de Odebrecht, el presidente de Transparencia Internacional, José Ugaz, anuncia a no se sabe a nombre de quién será, que Odebrecht está rendida incondicionalmente. Mentira no quiere más que pagar 30 millones de soles frente a los miles de millones de dólares que tiene contratados con el Estado.

Correo anuncia que está filtrando información del Ministerio Público, que en 30 días Odebrecht dará nombres......como si viviéramos una telenovela que va de puchito a puchito es decir a poquitos.

Gestión, el diario económico, creyó que el domingo, día del Señor, es para apoyar al Alcalde Castañeda, pero solamente le interesa decir que el contrato con Odebrecht y su testaferra canadiense de origen brasileño, en las carreteras de Lima y el cobro de los peajes, están vigentes. Aquí si perdieron la vergüenza.

Finalmente se desmarca a Perú 21 del tema Odebrecht, precisamente en domingo, con una entrevista al jurista Enrique Bernales y la comisión sobre el tema militar que ha presidido, tema importante pero no es atractivo para la opinión pública.

Todas estas portadas están colgadas en los kioskos y me parece que su único objeto es lavarle la cara a Odebrecht, salvo mejor parecer. Así estamos en la más grande inercia frente al mayor escándalo de corrupción que haya existido en nuestro país, en el que todos los corruptos quieren decir: "Ampay me salvo".





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