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Lo más espantoso de este tema es que el propio Ollanta Humala no clama inocencia, por lo menos no intenta la finta para engañar al pueblo
y es que pareciera ser verdad que ha perdido toda credibilidad.
Los caviares, cuyas ONG de derechos humanos, lavaron todas las culpas de Humala para que fuera elegido presidente, y obtener todas las prebendas habidas y por haber, con su silencio demuestran sus culpas, deberían disolverse, sería lo mejor para el Perú librarse para siempre de esta lacra. Un caviar prefiere cortarse la mano y la lengua antes de atacar a su asesino ex gobernante. Así están las cosas.
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